La jornada comenzó con un nuevo golpe al transporte público en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): los trenes circulan a una velocidad máxima de 30 km/h por una medida de fuerza del gremio de maquinistas La Fraternidad, lo que genera demoras masivas en todas las líneas. La protesta expone la falta de soluciones del Gobierno nacional frente a un conflicto que ya lleva meses sin resolverse.
Un reclamo ignorado
Los trabajadores denuncian que no hubo avances en la negociación paritaria, cuestionan la falta de cobertura adecuada de la ART y señalan diferencias salariales en ciertas líneas firmadas de manera inconsulta. Pese a los reiterados pedidos de diálogo, las autoridades no ofrecieron respuestas concretas, lo que derivó en la protesta actual.
El costo lo pagan los pasajeros
La medida afecta a las principales líneas —Roca, Sarmiento, Mitre, San Martín, Urquiza y Belgrano Sur— y obliga a miles de usuarios a soportar viajes interminables, hacinamiento y sobrecarga en colectivos y subtes. Una vez más, la desidia oficial descarga el peso del conflicto sobre quienes dependen del transporte público para trabajar o estudiar.
Falta de gestión
Lejos de encarar una solución de fondo, el Gobierno se limita a responsabilizar a los gremios, pero no ofrece alternativas reales. Mientras tanto, la conflictividad en el transporte se agrava y el malestar social crece frente a un Estado ausente que no garantiza un servicio básico.