Desde el oficialismo político y el sector empresarial la eliminación de la prohibición a la salmonicultura industrial fue celebrada como un logro. Mientras tanto, científicos y ambientalistas manifestaron su desazón y criticaron duramente a los legisladores por la medida.
USHUAIA.- Minutos después de la votación que dividió a la Legislatura por la modificación de la Ley 1355, que habilitó la actividad salmonera en Tierra del Fuego, comenzaron a resonar las voces de quienes acompañaron esta sanción.
Además del gobernador Gustavo Melella, uno de los primeros en expresar su sentir fue el diputado nacional Agustín Coto, quien presentó junto a Natalia Gracianía, los proyectos iniciales para que esta modificación ocurriera.
A través de su cuenta de X, el legislador sostuvo: “Luego de mucho debate hoy Tierra del Fuego finalmente aprobó una nueva ley de acuicultura. Va a reemplazar la prohibición total de cría de salmones y truchas por un marco moderno y regulado. Se mantienen prohibidas las salmoneras en el canal Beagle, lagos y lagunas, y se habilita producción sustentable en zonas aptas, con evaluación ambiental estricta y reglas claras. Esto es: más empleo para los fueguinos, más alimentos de calidad, más exportación y una Provincia que es un activo para la nación argentina aportando una gran actividad productiva. Prohibir por miedo nunca fue solución”.
El senador Agustín Tita también usó X para exponer su posición: “Una ley que transforma: más producción, más trabajo y más cuidado del ambiente en Tierra del Fuego. Celebro la actualización de la Ley Provincial 1355, un hito fundamental para el futuro de nuestra provincia”.
En la misma sintonía, el diputado Santiago Pauli expresó por el mismo medio: “Cambio de época en Tierra del Fuego. La Legislatura provincial votó eliminar la nefasta prohibición contra las salmoneras. Felicitaciones Natalia Gracianía y Lucas Selzer por el logro en la Legislatura hoy. Y felicitaciones Agustín Coto, autor del proyecto”.
Inmediatamente, Mario Vadillo, exdiputado mendocino y presidente del Partido Verde, salió a responderle a Pauli: “Esto no es “cambio de época”. Es cambio de relato para tapar un negocio. Llamar “nefasta” a la prohibición de las salmoneras en Tierra del Fuego es, como mínimo, una falta de pudor. Esa prohibición no nació del capricho de un burócrata: nació para proteger uno de los ecosistemas marinos más frágiles y valiosos del país, en un canal cerrado, frío y con baja capacidad de recuperación. Lo más grave no es el proyecto. Lo grave es el tono triunfalista, casi épico, con el que se celebra sacrificar ambiente a cambio de una promesa de inversión que nunca queda en la provincia y siempre termina concentrada en pocos actores. “Felicitar” por habilitar una actividad altamente cuestionada a nivel internacional, sin licencia social, sin consenso científico serio y sin garantías ambientales reales, es confundir libertad con impunidad económica. Eso no es futuro. Es repetir errores conocidos… pero con mejores slogans”.
En el mismo sentido, el reconocido científico del Cadic-Conicet, Adrián Schiavini, también se refirió al asunto y dijo: “Cómo sería de indefendible el proyecto prosalmoneras que el flamante legislador científico no abrió la boca. Y votó a favor. Memoria”, reclamó.
Al día siguiente volvió sobre el tema y expresó: “Ayer en la Legislatura de Tierra del Fuego, algunos legisladores/as leían discursos defendiendo la salmonicultura. No se puede. Leían algo ajeno, en su redacción y en su conocimiento. Balbuceaban «sustentabilidad» o «sostenible». Quizás era la primera vez que leían esas palabras”.
Por su parte, Julio César Lovece, de la Fundación Ushuaia XXI, se refirió puntualmente a lo ocurrido durante la sesión y recordó: “Se suspendió la sesión en dos ocasiones hasta ponerse de acuerdo y definió Lapadula que hasta un par de semanas antes, nos endulzaba los oídos con su discurso antisalmoneras. Más hipócrita imposible. (Observemos quién le maneja los hilos). La demora fue, no por salmoneras sí o salmoneras no, sino por decidir quién se inmolaba”.
“Si el rey de estos peones, pretende hacernos creer que todos los que están siendo despedidos del multifacético y caprichoso empresario, mañana van a ir a alimentar salmones y cosechar mejillones, es que sigue convencido que está gobernando idiotas. Al rey de la mentira y la fábula hay que responderle con «memoria»”.
“Un día triste para Tierra del Fuego”
Ante el hecho consumado, ayer el legislador Raúl von der Thusen manifestó su preocupación por el impacto ambiental y social que podría generar la actividad salmonera tras la modificación de la ley, y sostuvo: “Es un día triste el de hoy. Yo dije que no iba a acompañar por nosotros, nuestros hijos y las futuras generaciones de fueguinos”.
“Todavía tengo la esperanza de que esto sea un capricho, pero si se lleva adelante tenemos la responsabilidad como fueguinos de pedirle al Gobierno que controle como debe ser”, señaló.
En ese sentido, el legislador también cuestionó la falta de políticas sostenidas para agregar valor a la producción local y diversificar la matriz productiva de la provincia. “No puede ser que en 40 años todos los gobiernos que pasaron no hayan podido resolver la cuestión de poner valor agregado a nuestros productos”, afirmó.
Por su parte, el legislador Pablo Villegas insistió luego de la sesión: “El dictamen presentado está viciado de arbitrariedad, ilegalidad e inconstitucionalidad. No es una cuestión política, es una cuestión de respeto al procedimiento legislativo Ese dictamen no fue despachado conforme al reglamento interno ni al reglamento de comisiones, normas vigentes desde 1992 y amparadas por nuestra Constitución. Lo digo con conocimiento directo de lo ocurrido en comisión. Como legislador no solo tengo el derecho, tengo el deber de señalar estas irregularidades. Si no respetamos las reglas que nos autoimpusimos para formar las leyes, después no nos quejemos del desprestigio del Poder Legislativo”.