En una iniciativa que combinó el arte, el aprendizaje y el trabajo comunitario, la Escuela N° 183 «Golfo San Jorge» transformó su fachada mediante la realización de un mural de grandes dimensiones. La propuesta surgió como parte de un proyecto institucional integral diseñado para trabajar de manera transversal con los alumnos de cuarto, quinto y sexto grado, logrando sacar el aprendizaje de las aulas y plasmarlo en las paredes exteriores del establecimiento educativo.
El eje central de la obra fue la recuperación y resignificación de los contenidos curriculares que se abordan durante el ciclo lectivo. Específicamente, el proyecto buscó que los estudiantes reconocieran y valoraran la flora y la fauna autóctona de la provincia del Chubut, integrando los conocimientos de las Ciencias Naturales con las técnicas y expresiones propias de la Educación Plástica. De esta manera, el mural no solo cumple una función estética hacia la institución y el barrio, sino que se convirtió en una herramienta pedagógica de alto impacto visual y educativo.
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Rigor científico, referencia fotográfica y didáctica
ADN SUR on Instagram: «FLORA Y FAUNA PATAGÓNICA PLASMADA EN UNA PARED ❤️🇦🇷😍 Los alumnos de la Escuela Nº183 Golfo San Jorge llevaron a cabo el Proyecto Flora y Fauna, el resultado es este mural 🥰 #patagonia #chubut #comodororivadavia #fauna #flora»
Un aspecto distintivo de este mural fue la búsqueda de precisión en las representaciones de los animales patagónicos y la vegetación. Para lograr que los dibujos no fueran meras interpretaciones libres, sino que respetaran las características reales de la biodiversidad patagónica, el equipo docente incorporó herramientas específicas.
Durante el proceso creativo se utilizaron fotografías de fauna real para la creación de los dibujos de las especies de la fauna patagónica, bajo la autoría del artista Agustín Huberty. La elección de este recurso no fue azarosa: el docente valoró que dicho material aportaría un enfoque científico sólido. Esto permitió a los estudiantes observar y respetar detalles anatómicos y cromáticos precisos de las especies locales al momento de pintar, elevando la calidad educativa de la intervención artística y asegurando que el mural sirviera también como una lámina de estudio a gran escala.
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Previamente, los estudiantes utilizaron material didáctico y lúdico de consulta, perteneciente a «Ludogonia Juegos Patagónicos», para reconocer especies.
El financiamiento a través del FAEM
Para llevar adelante esta ambiciosa tarea, la institución recurrió al Fondo de Asistencia Educativa Municipal (FAEM). Según explicaron los responsables del proyecto, el proceso implicó la participación en un concurso donde se evaluaron diversas propuestas de distintas escuelas de la ciudad. Tras el análisis de las autoridades correspondientes, la iniciativa de la Escuela 183 resultó seleccionada entre los ganadores, lo que habilitó los recursos económicos.
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Una vez que se aprobó el proyecto, el dinero otorgado por el municipio se destinó íntegramente a la compra de los materiales necesarios para garantizar la durabilidad de la obra ante las condiciones climáticas de la zona. Esto incluyó la adquisición de pinturas de exterior de calidad, pinceles de diferentes grosores y todos los insumos logísticos que requirió el despliegue de los chicos en la vereda de la escuela.
El proceso creativo: 100% protagonismo estudiantil
La ejecución del mural se dividió en etapas organizadas para permitir la participación activa de todos los grupos del segundo ciclo. En una primera instancia, el docente a cargo del área artística, Agustín Huberty, artista y dibujante de la ciudad, se ocupó de realizar el boceto inicial sobre la pared, marcando las líneas guías de la composición basándose en la investigación previa. Sin embargo, el protagonismo absoluto de la intervención recayó sobre los estudiantes.
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«Es 100% trabajo de los chicos, yo solamente fui un intermediario», destacó el docente responsable. Los alumnos de cuarto, quinto y sexto grado se encargaron de darle vida a la obra a través del color. Utilizando mezclas previamente preparadas para lograr los tonos exactos del paisaje patagónico, los estudiantes rellenaron las figuras y participaron activamente en la definición estética.
Posteriormente, se realizó una etapa de delineado general, también a cargo de los alumnos, para resaltar las formas y dar terminación a las figuras. El docente intervino únicamente al final para realizar retoques mínimos y emprolijar detalles específicos, siempre respetando la impronta y el trazo original de los niños.
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Trabajo cooperativo y rol de la comunidad
Más allá del resultado artístico, el proyecto tuvo como objetivo fundamental fomentar el trabajo en comunidad y el aprendizaje cooperativo dentro de la institución. La realización del mural demandó una coordinación precisa entre diferentes actores de la comunidad educativa.
En este sentido, resultó fundamental el rol de la Asociación Cooperadora. Sus integrantes fueron los encargados de buscar los presupuestos, gestionar la compra de los materiales y realizar el seguimiento administrativo del proyecto ante el FAEM, demostrando el compromiso de las familias con la escuela. Asimismo, el equipo directivo y el resto del plantel docente colaboraron activamente durante las jornadas de trabajo, ayudando en la organización de los grupos y el mantenimiento del orden mientras los chicos pintaban.
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Proyección a futuro
El éxito de esta intervención motivó a la comunidad educativa a pensar en la continuidad de este tipo de propuestas que vinculan a la escuela con su entorno. Desde la coordinación del proyecto anticiparon que ya se evalúa la posibilidad de replicar la experiencia el próximo año, pero con una nueva meta: trabajar directamente con padres y madres. La intención es ampliar la convocatoria para que las familias puedan sumarse a las jornadas de pintura, fortaleciendo aún más el vínculo entre la institución y la comunidad barrial a través del arte y el conocimiento.