Villarruel todavía en silencio: medita qué hacer ante el «fusilamiento» de Milei, Lemoine y otros

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Menuda tarea de la que tienen por estas horas la vicepresidenta Victoria Villarruel y equipo. Es que la furiosa andanada encabezada por el mismo Javier Milei, incluso diciendo desde el atril de la derecha italiana que ‘Roma no paga traidores’, que no hay lugar para «posiciones individuales» y hasta prometiendo expulsiones, llevó la insólita interna oficialista a un punto en el que cuesta encontrarle «retorno».

Ante ese cuadro, cada palabra de Villarruel deberá surfear no solo con la habitual pirotecnia política, como ya ha pasado, sobre todo cuando el propio Milei dijo no hace mucho que la vice «no tiene ninguna injerencia en la toma de decisiones», sino que esta vez la vice arriesga a verse en problemas judiciales.

Sucede que haber encabezado la sesión del Senado cuando Milei ya había viajado puede derivar en ver si incurrió en «usurpación de títulos y honores», ya que el timón de la Cámara Alta no puede ocuparse si se está en funciones ejecutivas, pero además podrían revisarse los pasos del minué de «avisos y mensajes» entre su personal y allegados del presidente sobre el viaje a Italia, si debió tal vez haber ido a la Rosada a firmar el traspaso del mando más temprano, o si no constituyó delito hacerlo después de la sesión, ya que eso podría haber implicado «algunas horas de acefalía».

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Complejo combo en el que escalar con las respuestas puede ser peor… y conceder callando tampoco garantiza «tregua». Se sabe que las voces más duras del elenco libertario, como Lilia Lemoine o la multiplicidad de cuentas oficialistas, no hará más que atizar aquella inicial virulencia presidencial.

La sesión de la Cámara Alta que expulsó a Kueider desató un tsunami en el océano libertario.

Lo único claro que la sesión del jueves fue un desastre a varias bandas. El Gobierno no solo sufrió una derrota aplastante, el plan de suspensión de Kueider terminó en un ‘picnic K’, con un costo tan caro que el propio Milei no vaciló en volver a atacar a su propia vice, cuestionando la validez de la sesión, al indicar que «Villarruel no podía presidir la sesión porque ya estaba a cargo del Poder Ejecutivo».

En ese volcán interno, hay que sumar además el riesgo de que Kueider, dando vueltas en círculo en su lujoso 5 estrellas ‘carcelario’ de Asunción, pueda concluir que el elenco libertario «lo abandona», una ecuación sobre la que Mayans ‘ironizó’ en plena sesión del jueves, aconsejándole «que no se asome al balcón, ni vaya a su piscina»…

Resta esperar qué hace o dice Villarruel, ante este peligroso ajedrez de ataques «amigos». A media mañana de este domingo su cuenta seguía en silencio. Su último mensaje, el jueves al anochecer, había señalado: Hoy el Senado reaccionó velozmente ante un hecho de corrupción. Lamentablemente tuvo un altísimo costo al permitir que ingrese una senadora de La Campora lo que fortalece al bloque kirchnerista. Vamos a trabajar hasta el último suspiro para que los K no manejen más los designios de nuestro país».

Tiene razón, el costo fue altísimo. Al punto que debe pensar cada palabra de su respuesta con extremo cuidado, tarea en la que incluso serían de utilidad avezados consejos legales.

HB

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