Nuestro reclamo a Milei: las empresas que levantan el 75% de la cosecha piden créditos para invertir

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“Muy golpeados pero con el optimismo de siempre hacia lo que viene”. Con la cosecha de soja y maíz en puerta, los contratistas esperan una mejor campaña que la pasada, donde la sequía y una macroeconomía asfixiante los dejó maltrechos. Estos actores son responsables de levantar más del 75% de la producción.

Frente a un nuevo y buen ciclo productivo, a la actividad le preocupa, por un lado, lo que considera una falta de créditos. Por otro, está la eterna pelea para conseguir que les paguen tarifas de servicios acordes a sus costos.

“Somos grandes consumidores de crédito en pesos porque no tenemos otra forma de adquirir maquinaria, más aun hoy donde no tenemos disponibilidad de efectivo después de todos estos años que venimos pasando que nos mató y nos dejó sin recursos. En la sequía, fuimos los grandes olvidados del Gobierno, nunca nos dieron una mano, no estuvimos dentro de la emergencia agropecuaria. Entonces, tuvimos que terminar pagando los créditos que debíamos sin ningún reajuste, ni reacomodamiento. Se nos hizo muy difícil pagar los créditos con tan poco trabajo, cuando ya veníamos de años también muy malos”, dijo a LA NACION Luis “Fredy” Simone, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).

Con respecto a 2023, en esta campaña, el incremento de la tarifa fue del 270% para soja y del 305% para el maíz, versus el IPC interanual del 254,2%LA NACION

“No pedimos créditos subsidiados ni con tasas negativas, ni nada por el estilo, pero sí queremos créditos cómo para poder cambiar nuestra maquinaria y seguir adelante. Ese es nuestro reclamo al gobierno de Javier Milei”, añadió.

En este contexto, Simone remarcó que sería muy bueno que se sincere la economía y la brecha cambiaria desaparezca para volver a un dólar único y una única tarifa: “Mejoraría todo, volveríamos a comprar a un solo dólar. En los países vecinos existe una estabilidad económica y hay una previsibilidad. Necesitamos políticas de Estado serias como en Brasil, Paraguay y Uruguay. Pero acá viene un Gobierno hace lo que quiere en cuatro años y luego viene otro y hace lo contrario”.

Con esta realidad compleja encaran una nueva cosecha gruesa. Se suma a que, sin poder renovar esa flota de más de 15 años que los deja ineficientes a la hora de realizar los servicios de laboreos, está la inflación que los priva de tener tarifas actualizadas y que estas se cumplan, dentro de lo posible.

“Cada cosa que mueve la economía, siempre nos impacta. Consumimos combustible, cubiertas y repuestos, por lo que cada vez que se empuja algo en la macro, ni qué hablar del dólar, va directo a nuestra tarifa”, indicó.

Simone dijo que otro de los problemas más grandes que tiene el contratista hoy son los precios que rigen en el mercado de los grandes dadores de trabajo que marcan una tendencia hacia la baja y que luego el servicio se vuelve no rentableShutterstock

En detalle, con respecto al ciclo 22/23, para esta campaña, el incremento de la tarifa fue del 270% para soja y del 305% para el maíz, versus el IPC interanual del 254,2%. “Es la realidad que tenemos, porque la maquinaria aumentó un 291% y los repuestos también aumentaron entre un 300 y 350%, como también los sueldos de los empleados. Por eso, hacemos una tarifa de costos para nuestros socios, pero luego el mercado es oferta y demanda. Y, de los precios orientativos de Facma, generalmente bajan incluso hasta un 15%. Cosa no recomendable porque cada vez que un contratista baja su servicio, pierde plata que quizás es la amortización de su equipo que después le cuesta cambiar”.

“Nosotros no hicimos ni más ni menos de que lo que pasa en la Argentina, nuestras tarifas aumentaron porque se incrementaron nuestros costos. Somos muy cuidadosos a la hora de largar una tarifa nueva”, señaló.

En este sentido, dijo que otro de los problemas más grandes que tiene el contratista hoy son los precios que rigen en el mercado de los grandes dadores de trabajo que marcan una tendencia hacia la baja y que luego el servicio se vuelve no rentable.

“Esa pelea desgasta mucho al contratista que se siente cautivo porque ya venía golpeado y ahora tiene que salir a trabajar igual porque no quiere dejar la máquina parada. Y es ahí donde se siente un malestar del socio que debería estar pensando en cómo mejorar los servicios que ofrece. Cuando ves que tu economía no avanza porque el precio que te pagan no es el adecuado, entendemos que seguimos siendo la variable de ajuste del sector. Esa es la verdad, porque el productor paga demasiado alto por los alquileres de los campos para no perderlo porque campo que perdés no lo volvés a agarrar. Y luego es nosotros a quienes aprietan”, enfatizó.

Sin embargo y, a pesar de ciclos malos que antecedieron y los problemas que los aqueja, el sector es positivo a la hora de mirar el horizonte. “No será una cosecha récord, pero cada año los contratistas, con las ganas renovadas, siempre tienden a comprar, a cambiar alguno de sus fierros, según las posibilidades de cada uno”, cerró.

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