El Gobierno de Javier Milei dejó su plan económico atado exclusivamente a los dineros del Fondo Monetario (FMI) porque el programa del ministro Luis Caputo tuvo fallas técnicas serias, lo cual no le permitió acumular reservas para darle estabilidad al tipo de cambio. Pero, sobre todo, esa falta de dólares está condicionando el objetivo número uno de la gestión libertaria, el intento de bajar la inflación a como de lugar.
No casualmente, el faltante de divisas y la sangría de ventas del Banco Central (BCRA) -que acumula un rojo de 1400 millones en 9 días- coincide con una turbulencia aún más sensible: los formadores de precios ya consideran que el dólar está atrasado y corrigieron precios para arriba, precios que además ya estaban impactados al alza por cuestiones climáticas y estacionales. Para el Gobierno, el dato es una bomba porque el rubro Alimentos es el que más pesa en el IPC y está cargando las tintas en marzo y abril, dos meses en los cuales la inflación parece seguir cuesta arriba.
Los datos a los que accedió Página I12, que corresponden a grandes supermercados, reflejan que los aumentos que se dieron durante el período en cuerso llegan a ser hasta 5 veces mayores que la inflación, situación que en los comercios barriales es aún peor, con incrementos mensuales del 10 por ciento en productos sensibles de la canasta básica.
Un dato extra. En este escenario, como Milei se niega a actualizar la fórmula del Índice de Precios al Consumidor, el Gobierno quedó rehén de su propio capricho de toqueteo estadístico: como el IPC que usan tiene base 2004 y pondera más Alimentos que Servicios, la disparada de precios de productos de la canasta básica lo están poniendo al Gobierno libertario a penar por meses de una inflación más alta. Quedando lejos, en medio de la tensión cambiaria y las postergaciones con el FMI, del anhelo de que el IPC quede por abajo del 2 por ciento.
Todo sube
En el detalle de las alzas se observa que los huevos subieron 7 por ciento en las últimas dos semanas, el pollo aumentó un 14 por ciento en todo marzo, la carne vacuna un 6 por ciento y los lácteos un promedio de 2,5 por ciento. Aquí la estrella de las alzas fue la manteca, que subió 6 por ciento.
Por otro lado, la carne de cerdo no varió de precio, pero sí hubo toques fuertes: fuentes del sector retail confió que hubo subas del 4 por ciento en harinas, también impactadas por el precio internacional del trigo; aumentos del 7 por ciento en café y cacao; otro 4 por ciento de incremento en bebidas sin alcohol y un 12 por ciento en cervezas. Sobre este último producto aclaran que no había tenido modificaciones desde enero. El dato es importante porque muestra que la volatilidad y la crisis del Gobierno precipitó subas que venían sin producirse en los meses previos.
En el caso de las hortalizas livianas, el aumento es del 25 por ciento, mismo porcentaje en el que subió el tomate. La fruta en supermercados, en tanto, aumentó 2 por ciento y las verduras de hoja, por efecto de las lluvias e inundaciones, aumentaron un 5 por ciento.
«El golpe en el precio del pollo es durísimo, porque venía sin subir y era alternativa, pero ahora ya se equipara a la carne», se quejaron en el sector. La razón de la suba de este producto se explica, además, por menos volúmen de faena y la medida del Gobierno de abrir las exportaciones a Asia.
En los barrios nadie mira
En paralelo a la realidad de los híper, los barrios afrontan problemas de precios aún más serios. Del consumo total en Argentina, sólo el 25 por ciento se hace en grandes superficies, y el volúmen grueso se mueve en pymes, almacenes y chinos.
Fernando Savore, vicepresidente de la Cámara de Almaceneros Bonaerenses, explicó a este diario que «los precios venían tranquilos, pero empezamos a ver subas fuertes en algunos casos puntuales».
Según los números de los comercios chicos, el aceite en los locales de barrió aumentó 10 por ciento en sólo un mes, mientras que el café subió 8 por ciento, lo mismo que las galletitas. Lácteos, en tanto, subieron 2,9 por ciento y en los barrios ya es un privilegio comprar un yogur o un postre, hoy con costo de hasta 2000 pesos. El resto de los productos aumentaron entre 2 y 3 por ciento, que es un número que parece poco pero que igual desafía la perspectiva de inflación que el Gobierno tiene para los próximos meses.