En medio de la creciente tensión por la desaparición de Luciana Muñoz, Maximiliano Avilés, el único detenido por el caso, rompió el silencio tras nueve meses de incertidumbre. Desde su prisión domiciliaria, el joven de Parque Industrial habló con los medios y apuntó duramente a la policía y a la justicia provincial, pidiendo el traspaso del caso a la justicia federal.
¿Un error en el procedimiento judicial?
Avilés comenzó su declaración asegurando que se sintió mal procesado, y que no debería haber sido llamado a declarar como testigo después de varios allanamientos. «Una vez que te allanan, sos sospechoso. No podés ser testigo», afirmó, mientras revelaba que en tres ocasiones la policía ingresó a su hogar, pero nunca dejó claro si se trataba de procedimientos legales. Según él, uno de los allanamientos fue voluntario, y los otros dos ocurrieron sin la documentación correspondiente.
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En medio de la entrevista, Avilés también cuestionó la evidencia encontrada, especialmente las manchas de sangre que fueron halladas en su auto y en su casa. Si bien los análisis descartaron que fuera sangre de Luciana, él insistió que era su propia sangre. «La sangre encontrada no tenía relación con Luciana, pero eso no detuvo las acusaciones», sostuvo.
Acusaciones contra la familia y la policía
Con tono desafiante, Avilés también cargó contra Lila, la madre de Luciana, insinuando que ella estaba al tanto de más detalles de lo que decía. «Si a vos se te pierde una hija, ¿faltarías a alguna audiencia? Yo como padre no falto», dijo, sugiriendo que la falta de presencia de Lila en las audiencias podía ser indicativa de algo más.
A lo largo de su declaración, no ocultó su desconfianza hacia la policía neuquina, especialmente en lo que respecta a los llamados anónimos sobre avistamientos de Luciana. «Este caso huele a arreglo para tapar algo», opinó, y denunció que las investigaciones realizadas por la policía carecían de rigor. «Si sos policía no podés recibir llamados anónimos», agregó, reforzando su creencia de que algo oscuro estaba detrás del caso.
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Avilés, quien también negó su vínculo con el narcotráfico y la trata de personas, reiteró su deseo de que el caso pase a la justicia federal, y se mostró dispuesto a luchar por demostrar su inocencia. «Mi conciencia está tranquila. Si el caso se hace federal, se descubrirá toda la verdad», declaró, asegurando que su versión era ignorada por la fiscalía.
El detenido también habló de su dificultad para cumplir las condiciones de su prisión domiciliaria, señalando que las acusaciones sobre su incumplimiento fueron erróneas. «Me llamaban desde Buenos Aires para saber si estaba en mi casa. Nunca dije que no estuve, solo que no me acuerdo», comentó, desmintiendo los cargos en su contra.