Son lo que conforman el grupo de 6 familias de los departamentos de uno de los edificios monoblock que están clausurados desde el 23 de febrero cuando colapsaron el entretecho y la escalera palier de la entrada Nº 8.
Desde hace 30 días que no les responden a estos vecinos las notas que enviaron solicitando ayuda por la aguda problemática. Solo recibieron algunos paquetes de arroz que les envió el área de Desarrollo Humano y Familia de la comuna y es el que utilizaron en la olla popular que realizaron el sábado cuando se cumplió un mes del penoso suceso.
Por ahora la única esperanza que tienen es que el gobernador Ignacio Torres, quien arribaría esta semana a Comodoro, les conceda una audiencia a partir de una gestión que hizo el diputado nacional y dirigente petrolero Jorge “Loma” Ávila.
En este periodo, algunos se limitaron a pasar a ver qué pasó en ese lugar, como el concejal Omar Latanzzio, quien no conocía ese sector urbano. Llegó 15 días después del colapso y tras permanecer algunos minutos les dijo a los vecinos damnificados que la protesta era “demasiado escandalosa”.
Mientras el tiempo transcurre, los profesionales que tienen que ver con la arquitectura y realizar un minucioso peritaje del sector colapsado no llegan, algo necesario para que las familias damnificadas puedan tener un informe oficial y de esa manera acceder a algún organismo de crédito para costear las reparaciones.
Pero el problema no termina ahí, ya que el movimiento de suelo del barrio es más que evidente y hay riesgos de otros colapsos edilicios, no exentos de que pueda ocurrir una tragedia.
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