Los testimonios de la familia de Valeria Ramírez (26) y la investigación de la Fiscalía de Homicidios de Mendoza coinciden en que la joven era víctima de violencia de género y fue asesinada de un tiro en la cara por su pareja Franco Cuello, un ex policía con el que tuvo dos hijos. Sin embargo, un jurado popular resolvió que se trató de un homicidio culposo, sin intención de matar.
El policía Franco Cuello llegó al juicio acusado del femicidio de su pareja, cometido el 25 de noviembre de 2022. Al declarar dijo que fue un disparo accidental, que supuestamente lo hizo su hijo de cuatro años, que estaba con ellos en la habitación de la pareja. También estaba el otro hijo, una beba de apenas un año.
Para el fiscal jefe de Homicidios Fernando Guzzo es falso que al nene se le escapó el tiro porque «jamás manipuló el arma». Y afirmó en su alegato: «Quedó corroborado durante el juicio la existencia de violencia de género de Cuello hacia su pareja y madre de sus hijos.»
Tampoco la Fiscalía cree que haya sido un accidente doméstico por la manipulación del arma reglamentaria a escasos centímetros de la mujer. Según la acusación, Valeria estaba sentada al pie de la cama en su habitación cuando Cuello le disparó a quemarropa.
La investigación estuvo a cargo de la fiscal Claudia Ríos, quien durante el debate estuvo acompañada por Guzzo. Las pericias determinaron que el proyectil calibre 9 milímetros ingresó por la nariz de la mujer, salió por el pómulo, atravesó el tórax y destrozó órganos vitales.
La pareja residía en el barrio La Gloria, de Godoy Cruz. Valeria fue llevada al Hospital Central por Cuello y la hermana de ella, quien estaba en la casa lindante. La joven mamá murió a las pocas horas de ingresar con heridas de gravedad.
“No existe duda sobre la autoría. Las pruebas son claras y van a demostrar que se trató de un femicidio cometido en el marco de una relación de violencia de género”, sostuvo el fiscal Guzzo en el juicio.
Y argumentó: «El acusado, en medio de una discusión, cuando apuntaba a su pareja con el arma reglamentaria, le efectuó un disparo intencional en el rostro, a corta distancia, y esa fue la herida que finalmente le causó la muerte. No hay dudas de que se trató de un femicidio.»
El caso que conmueve a Mendoza se dirimió el viernes por la noche en el Polo Judicial con la sentencia del juicio oral, con la participación de un jurado popular de 12 integrantes.
Estos jurados primero son elegidos por sorteo y terminación del DNI, pero después deben ser aprobados, tanto por la querella como la defensa, que pueden impugnar a los candidatos si advierten que tienen una opinión sesgada o estar influenciados por lo que se sabe de este caso y otros similares.
Para llegar a un fallo tuvieron que ponerse todos de acuerdo porque si al menos uno estuviera en contra, no hay definición. Si un jurado no logra un acuerdo unánime para declarar culpable o inocente al acusado, el juez declarará el juicio nulo o estancado. Y puede llevar a la convocatoria de un nuevo debate para el mismo caso.
Por la imputación con la que llegó al juicio, el policía Cuello se arriesgaba a recibir una condena a prisión perpetua, pero ante el fallo por homicidio accidental, el juez técnico Alejandro Miguel le fijó una pena de 4 años y 8 meses de prisión.
Esta la segunda vez, en cuatro meses en Mendoza, que acusados de femicidios son beneficiados con fallos de juzgados populares que votan en disidencia con la fiscalía y avalan los fundamentos de la defensa.
En otro fallo controversial, el 8 de mayo pasado, el jurado popular descartó la imputación por femicidio de su pareja a Juan Manuel Tarrés y lo condenó por lesiones leves dolosas. Así quedó impune el homicidio de Jésica Olguín, quien había sido violada y asesinada en su casa. El jurado entendió que Tarrés, que ya tenía antecedentes de violencia de género, no podía ubicárselo con certeza en la escena del crimen.
Bronca de la familia
Al conocer el veredicto por el caso de Valeria Ramírez, Melina,, hermana de la víctima cuestionó el fallo: «Esperábamos justicia. Este fallo es una vergüenza. Sentimos que este jurado se ha burlado, estamos destrozados, no se valoró la vida.»
«Franco la mató. Está claro que quiso causarnos más dolor culpando a mi sobrino, que es su propio hijo, para no hacerse cargo de sus consecuencias», señaló la mujer.
Y agregó: «Estamos enojados, desilusionados ante el fallo, nos duele por mis sobrinos.»
Melina recordó que por charlas que tuvo con su hermana, sabía que era víctima de hostigamiento y violencia por parte de su pareja.
A su vez, la familia insiste en un dato que surgió en el debate. «Fue claro lo que declaró mi sobrino en Cámara Gesell: contó que fue su papá el que mató a su mamá y lo mismo nos ha dicho a nosotros.»
La tía dijo que el pequeño, que ahora tiene siete años, está en tratamiento psicológico por la trágica pérdida de su mamá y que junto a su hermana, que está por cumplir cuatro años, han quedado al cuidado de la abuela materna.
AA