Jorge Julio López: el desaparecido en dictadura y en democracia que sigue presente

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El caso de Jorge Julio López es, como tempranamente lo bautizó la recordada Adriana Calvo, un verdadero “monumento a la impunidad” que expone la continuidad de prácticas represivas y la falta de justicia real para los responsables del terrorismo de Estado.

Su desaparición el 18 de septiembre de 2006 en la capital de la provincia de Buenos Aires, en plena “democracia”, dejó en evidencia que los engranajes de la represión de los años 70 nunca fueron desmantelados del todo y que tanto sobrevivientes como testigos siguieron siendo blanco de persecución y ataques.

Este jueves a las 17 sobrevivientes del genocidio, familiares de víctimas junto a organizaciones de derechos humanos, sociales, sindicales, estudiantiles y la izquierda marcharán en la capital bonaerense, desde Plaza Moreno a Plaza San Martín. La Multisectorial La Plata-Berisso-Ensenada convoca con las consignas “aparición con vida ya”, “el Estado es responsable”, “con el gobierno progenocida de Milei y Villarruel crece la impunidad que todos los gobiernos garantizaron”, “basta de represión, criminalización, hambre y ajuste”, “¡fuera Bullrich !”, “basta de genocidio” y “Palestina libre”.

La figura de López sigue interpelando a la sociedad. Su nombre resuena en cada marcha y es bandera en cada nuevo reclamo memoria, verdad y justicia. Recuerda que la lucha contra la impunidad no terminó y que esta democracia para ricos tiene a los desaparecidos y a los crímenes sin castigo como marca indeleble. Para quienes gobernaron el país y la provincia en todos estos años, su imagen nunca dejará de ser una acusación incómoda. La búsqueda incansable de verdad y justicia que encarnó el propio López son banderas que nunca se bajan.

En estos 19 años pasaron Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei por la Casa Rosada. Otro tanto hicieron en la Gobernación Felipe Solá, Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y Axel Kicillof. Ninguno de ellos, junto a sus respectivos gabinetes, hicieron absolutamente nada por encontrar a López y juzgar y condenar a los culpables de su desaparición forzada. Más de uno reconoció que, antes que nada, era clave sostener la “gobernabilidad” de la Policía Bonaerense, máxima sospechosa del secuestro.

Menos de tres meses antes de desaparecer, López declaró en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz. Allí lanzó una frase contundente: “Es un asesino serial, no tenía compasión”. Era uno de los primeros procesos judiciales abiertos tras la anulación de las leyes alfonsinistas de Obediencia Debida y Punto Final, sostenidas por el radicalismo y el peronismo por dos décadas y caídas por la enorme lucha del movimiento de derechos humanos argentino.

Luego de vivir largos años en la más completa impunidad, Etchecolatz terminó condenado a perpetua por los asesinatos de Diana Teruggi de Mariani, Ambrosio De Marco, Patricia Dell’Orto, Elena Arce, Nora Formiga y Margarita Delgado; además de los secuestros de López y la recordada Nilda Eloy (también testigo en el juicio).

La mañana del 18 de septiembre de 2006 Julio salió de su casa del barrio de Los Hornos. Quería presenciar la audiencia en la que sus abogadas Myriam Bregman y Guadalupe Godoy iban a presentar los alegatos de la querella en el juicio. Y había prometido estar también al otro día, en que se dictaría la sentencia. Pero nunca llegó. “López está desaparecido”, dijo apenas enterada Adriana Calvo, fundadora de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos .

El encubrimiento sistemático del poder político y judicial hacia la Policía Bonaerense convirtió esta causa en un verdadero símbolo de la impunidad. Porque no es un caso como tantos otros de secuestros y desapariciones en territorio bonaerense durante las últimas décadas, sino que además dejó al descubierto las marcas vivas de la dictadura y el pacto de silencio con sus responsables, un acuerdo tácito que todos los gobiernos respetaron más allá de sus discursos. En casi veinte años y a pesar de que el crimen ocurrió en pleno corazón político de la provincia de Buenos Aires, no hay un solo imputado.

¿Dónde está Julio López? Ya pasaron 19 años desde que fue víctima de una segunda desaparición forzada y la pregunta está tan vigente como desde el primer día.

Te invitamos a ver y leer más material sobre el caso

¿Qué hicieron con Jorge Julio López?

El alegato de Myriam Bregman, abogada de Julio López que demostró que hubo un plan genocida

La desaparición de Julio López: el crimen que durante 16 años el Estado se negó a investigar

Mariana De Marco: «Gracias a Julio López supe que mi mamá pensó en mí hasta el final»

Adriana Calvo, la sobreviviente que anticipó que a Julio López lo habían desaparecido

Teresa Laborde Calvo: “En 1985 mi mamá quedó desilusionada con el Juicio a las Juntas”

Etchecolatz, de La Noche de los Lápices a la desaparición de Julio López

Radiografía de un genocida: Miguel Etchecolatz, ícono de una maquinaria exterminadora

El circuito represivo que denunció Julio López

Julio López, las claves del encubrimiento

Jorge Julio López, ausente en la “memoria” de la dirigencia peronista

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