Carlos Menem, en un episodio que marcó la crónica social de la época, le propuso matrimonio a Yuyito González. Ilusionada con la idea de concretar la unión, Amalia no dudó en preparar su vestido de novia y se dirigió al célebre departamento del entonces mandatario en Cochabamba.
Sin embargo, la expectativa se disipó abruptamente: el expresidente de la Nación la dejó plantada y se desentendió de la promesa, sin volver a contactarla. Este inesperado giro generó un profundo, y obviamente comprensible, enojo de la conductora de Empezar el Día.
El riojano, según Ángel de Brito, «se lo prometió al casamiento» a Yuyito, solo para «borrarse» poco después, dejándola «plantada». Una figura decisiva en este giro fue su asesora, quien jugó un papel crucial. Se cuenta que, tras ser consultada una noche, «lo convenció de que no siguiera adelante con el matrimonio».
El clímax de la historia se vivió cuando la mediática «se fue con el vestido de novia al conocido departamento de Cochabamba, que tenía Menem en Constitución». Al verla, el exmandatario se alborotó. En ese instante decisivo, la misma «asesora brujeril» entró en escena, y se comenta que incluso le «dio un calmante, una cosa, un caldito».
CARLOS MENEM PLANTÓ A YUYITO GONZÁLEZ
La frustración para González fue considerable. No solo vio su promesa de matrimonio desvanecerse, sino que ya había experimentado una «frustración de ser primera dama dos veces», según una fuente considerada muy confiable para Ángel. El casamiento, que estaba fijado para un martes, no llegó a realizarse, pues «el lunes se borró el presidente».
Este incidente se alinea con la conocida reputación del exmandatario de ser muy mujeriego. Esta característica personal fue una constante que le acarreó grandes problemas en sus relaciones, como su vínculo con Zulema, lo que ayuda a contextualizar la naturaleza de las promesas rotas.