A 52 años de su incendio por un atentado, reabre el Teatro Argentino de la Ciudad

Compartir:

A 52 años de su vandálico incendio, el icónico Teatro argentino de la ciudad de Buenos Aires reabre sus puertas, con una variedad de espectáculos sorprendentes y eclécticos, en el que se destacan un unipersonal de Pepe Cibrián Campoy y el musical Un tango Italiano.

La sala del Teatro Argentino, nacida en 1892, y que en la década del ’60 con la compra de Alejandro Romay supo ser vanguardia en el arte nacional con obras como Hair (símbolo del movimiento hippie) y El violinista en el tejado, se prepara bajo la dirección de Diego Oria y Matías Taverna, para nuevamente “pararse en los márgenes de lo establecido y devolverle a los porteños algo que la intolerancia les robó”, según cuentan los directores.

El 19 de agosto será la reapertura, de lo que apunta a ser un polo cultural “multipropósito y de vanguardia”, que mantenga el espíritu que tuvo desde fines del siglo XIX, hasta su incendio intencional en 1973.

En 2025 tendrá en funcionamiento el foyer para exposiciones obras y eventos culturales (serán casi 30 antes de fin de año). La sala principal, llamada Norma Aleandro como homenaje a la actriz, con capacidad para más de 700 personas, se inaugurará en 2026. El complejo incluirá una terraza con espacio gastronómico y área para actividades al aire libre.

Aquel triste final

Estamos en la mañana del 2 de mayo de 1973. Un teléfono suena en la casa de Mirta Romay, primogénita del “Zar de la televisión”, don Alejandro Romay. “Bomba, Bomba, Bomba”, escucha la mujer del otro lado de la línea. Levanta a su marido, con quien recién se había casado, y se comunica con su padre, que había recibido el mismo mensaje.

Inmediatamente se dirigen a la calle Mitre, donde estaba desde el siglo pasado el Teatro Argentino. Cuando llegaron sólo quedaba una especie de bola de fuego. La intolerancia en forma de bombas Molotov arrojadas por una agrupación extremista religiosa lo destruyeron por completo. Esa noche se iba a estrenar Jesucristo Superstar, el controversial musical de Andrew Lloyd Webber, que muestran a un Jesús algo revolucionario, una blasfemia para los miembros del auto nominado “Movimiento Nacional Argentino”.

Diego Oria y Sebastián Taverna son, respectivamente, el Director artístico y el Director de producción del nuevo Teatro Argentino de la Ciudad. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

“Cuando llegamos no lo podíamos creer. Tanto esfuerzo, tantos sueños frustrados. Tanto dolor, en un acto perverso que ataca lo más sublime del ser humano, que es el arte”, asegura Mirta Romay en charla con Clarín, más de medio siglo después, al recordar esa jornada.

Cuando la fundadora de Teatrix (una plataforma digital para ver obras de teatro), evoca a su padre lo define como “un trasgresor que siempre entendió que el arte tiene que incomodar y tener una mirada a futuro”, al tiempo que contextualiza: “Eran los ’70. Años muy movidos en cuanto a lo político y social, y mi papá siempre se paró en los límites para hacer arte. Esa obra mostraba lo que era como empresario: un provocador que siempre tenía algo que decir”.

Un día antes del incendio, Mirta tuve el privilegio de ver aquel último ensayo general de la obra que nunca se estrenó. Y así la recuerda: “Jesucristo Súperstar era una maravilla. Llena de talento y de actores jóvenes que harían su debut. Una obra que mostraba a un Jesucristo rebelde, revolucionario, que no se acoplaba a lo establecido. El público se perdió de un gran hecho artístico”, se lamenta.

Otro punto que destaca Romay hija es que esa obra “contenía la ilusión de muchos debutantes”, elegidos por su padre. “Los actores de Jesucristo Superstar eran chicos jóvenes que harían su primer experiencia teatral. Mi papá disfrutaba mucho de dar oportunidades a personas nuevas. Disfrutaba de ese recorrido en el que un nuevo artista salía a la luz, ya que volvía a vivir el recorrido que él mismo hizo y eso lo compartía con la familia”.

Y completa: “Así es como nosotros vivimos en un mundo de innovación y de riesgo también, porque cada nueva figura era apostar a lo incierto. Entonces ahí hay algo de la innovación y del riesgo que van de la mano y del disfrute que él tenía en ese acto”.

Lo cierto es que a raíz de estos trágicos acontecimientos el teatro que se había inaugurado un 25 de mayo de 1892 por Francisco Pastor Luis Basatl y Juan Bautista Ambrosetti; bajo el nombre de Teatro de la Zarzuela ycon la ópera «La Favorita», encontraba un muy triste final.

Mirta Romay, la hija de Alejandro y creadora de Teatrix, recibió una llamada anónima al grito de «Bomba, bomba», el día del atentado al Teatro Argentino.

El incendio no dejó víctimas ni detenidos ni juzgados,pero la sala no volvió a abrir. En las próximas cuatro décadas, el espacio de Bartolomé Mitre 1448 se transformó en, probablemente, un antónimo del arte: una vulgar playa de estacionamiento.

Medio siglo después de aquel emblema del siglo XX en llamas, ante la mirada atónita de Romay y su familia, se escribe, inesperadamente, una nueva página de un libro que parecía ya abandonado.

Volver a nacer

Estamos en 2025. En un pequeño bar lindero al teatro. Mientras la obra de construcción avanza, otras obras, estas artísticas, también se preparan para ver la luz. Hay cinco mesas ocupadas y en todas se habla a los gritos. Actores, productores, escenógrafos y músicos no pueden, ni intentan, bajar la adrenalina.

Se puede decir que si la reapertura del teatro es un nuevo nacimiento, estamos en el momento exacto en que las contracciones se comienzan a acelerar. Ahí esperan Diego Oria (Director Artístico) y Matías Taverna (Director de producción) para charlar de lo que viene, de lo que pasó, y principalmente, lo que nunca debió dejar de pasar.

La Ley 14.800 promulgada en enero de 1959, dice que “en caso de demolición de salas teatrales, el propietario está obligado a construir en el nuevo edificio una nueva sala de simulares características”. Así que cuando en 2023, la firma Alto Grande Desarrollos (M&M Propiedades), adquirió los terrenos, también estaba obligaba a cumplir esa premisa para ajustarse a la ley.

Ahí es cuando aparece el actor, dramaturgo y director Diego Oria, que revela a Clarín que “en ese tiempo estaba pensando en irme a España”, cuando en una charla con un amigo y productor musical, surge algo que cambiarían sus próximos años. “Hay unas personas que tienen que hacer una sala de teatro y están buscando alguien que los asesore y pensé que podías ser vos”, le comentó.

Relata Oria: “Me contacté y quedamos en reunirnos. Cuando fui pensé que sería una salita pequeña, pero me encontré no sólo con el monstruo del Teatro Argentino, sino con su historia y ese pasado tan difícil”.

Jesucristo Superstar, la comedia musical de Andrew Lloyd Webber, que no se llegó a estrenar en el Teatro Argentino. Sus responsables dicen que es un «deber moral» estrenarla en esta nueva etapa de la sala.

Menos de 24 horas después, Diego había preparado un proyecto integral. Una carpeta detallando qué se podía hacer y de qué modo, para dar vida otra vez a esa parte de Buenos Aires que según define: “no podía terminar así”.

“Pensamos en un espacio multipropósito. En el que además que existan obras de teatro tradicionales también se pueda generar otro tipo de eventos, donde la configuración escénica tenga multiplicidades a la hora de desarrollarse”, detalla.

Un año y dos meses después aparece el actor y productor Matias Taverna. Quien, tenía mucho que ver con esta historia. Su papá “Bati” Taverna, había actuado en Hair en el antiguo Teatro Argentino en 1971. Matías fue convocado por Diego (su amigo desde 2003) para ser el Director de Producción. “Es quien le pondrá cabeza a los números y sabe hacer posible lo imposible”, define Oria.

Dos generaciones en escena

Como siempre, el giro argumental de la vida es más fuerte que el de cualquier ficción. Y un hijo de aquellos actores rebeldes terminará, sin saberlo, tomando la posta que habían dejado otros. “Cuando me entero que era el Teatro Argentino, medio que no me caía la ficha. La historia la conocía de primera mano por mi viejo. Yo sabía lo que había pasado, entonces me pega a nivel emocional desde otro lado”, asevera Taverna en charla con el mismo medio.

Diego Oria y Matías Taverna, en lo que será el foyer del Teatro Argentino de la Ciudad, que se reabre el 19 de agosto. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

“La idea- expande Taverna- es amalgamar zonas, miradas, gente. Entrecruzar mundos y lenguajes. Que se acerquen personas que nunca vinieron al teatro y que los que son del teatro se encuentren con un camino allanado y sencillo para producir, para hacer”.

“Nuestra meta -agrega Oria- es que en estos primeros meses el público abrace al espíritu del Teatro Argentino. Que sea una primera aproximación a esa magia. Ya tenemos un congreso confirmado, invitaciones para hacer obras internacionales y todavía no abrimos. Estamos súper ansiosos y entusiasmados”

Taverna subraya: “No te olvides que lo que inauguramos ahora es apenas el foyer. Y vamos a tener por lo menos 25 experiencias en el hall del teatro. Todas distintas entre si y que necesitan una manera única de contarse. La idea es que el espacio se adapte a la artística y no al revés. Vos vas a venir un día y vas a ver un teatro más intimista con pantallas y una estética; y vas a venir otro día y lo vas e encontrar con otra capacidad, con otra disposición; y vas a venir otro día y te vas a encontrar con un festival de música joven donde no hay escenario”.

La historia de una amistad

La historia de Taverna y Oria tiene lo suyo. Se conocieron estudiando teatro musical en la fundación Julio Bocca y desde ese momento llevaron adelante distintos proyectos “con resultados dispares”, por lo cual según cuenta Matías:“No le tenemos miedo a que salga bien o mal, porque ya conocemos el supuesto éxito o el fracaso, lo que no podemos es no intentarlo”.

“Hemos soñando muchas veces con tener nuestro propio espacio y que ese espacio construya una identidad, que tenga que ver con esto que decía Mirta de `los márgenes´, porque también está en este ecosistema de las raíces de la amistad, poder construir un lugar que hable a este momento en el que estamos transitando”, dice Diego.

Alejandro Romay siempre apostó por las nuevas generaciones, tanto en televisión como en teatro. Foto: Archivo Clarín

“Romay -suma- tenía esto de salir a la calle y encontrar a uno que cantaba bien y lo hacía protagonista. Eso que para algunos era una locura para él era animarse a pensar algo que parece imposible y llevarlo a cabo, ese es el sello que estamos trayendo con Mati otra vez”

Mientras tanto, Taverna asegura: “Más allá de mi historia, es un honor poder decir que ayudamos a que se le devuelva esto al pueblo, a la cultura argentina. Y ser simplemente un medio que facilite esa reapertura. Es una gran emoción y un gran desafío, no sólo para que se abra y que no se vuelva a cerrar nunca más”.

La resurrección de Cristo (Superstar)

Entre los sueños cercanos y no tan cercanos que aparecen en la charla había uno que no podía faltar: la posibilidad de por fin, se haga Jesucristo Superstar en el Teatro Argentino. “Obviamente, soñamos que se haga esa magnífica obra acá. Creemos que es un deber moral y que en algún momento va a suceder, lo que pasa hoy por hoy, es que hay un tema con los derechos”, explica el Director General.

A lo que su amigo, agrega entre risas, pero con total sinceridad: “Averiguamos que los derechos los tiene un productor argentino, pero no sabemos quién es, así que si nos estás leyendo, comunícate con nosotros”.

A su turno y cerca del final, Mirta Romay asegura que “irá al teatro, con gran alegría”. “Ya fui invitada y será una felicidad ver brillar otra vez ese lugar tan mítico. El teatro nacional está en un buen momento. en el que la gente llena las salas”

Mirta cuenta que sintió “una gran emoción cuando se enteró de la apertura”. Ya que más allá de su historia un nuevo teatro “significa fuentes de trabajo y mucho arte” y agrega: “Es un buen momento para apostar al teatro en su versión presencial y audiovisual como hacemos en Teatrix. En este momento de banalidad, de lo efímero, promocionar el teatro es casi una contrarrevolución”.

Diego Oria y Matías Taverna, frente al edificio del Teatro Argentino de la ciudad, en Bartolomé Mitre al 1400. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Detrás de las paredes que ayer se han levantado

Por momentos la charla se pierde entre las voces que suben de todas las mesas. El entusiasmo que despiertan los entrevistados sin duda está en todos los presentes. Como si medio siglo después, de las paredes brotaran voces que vencen a silencios añejos. Algo de eso hay .

“Tenemos muchas ganas de devolverle esto a la Ciudad, al teatro, a la cultura. Y que sea la casa de todos. Que cada uno que pise el Argentino sienta que está siendo parte de la historia. Porque no nos tenemos que olvidar que estamos siendo parte de la historia y aunque después nuestros nombres se desvanezcan y quede el Teatro Argentino, todos los que estamos acá trabajamos no sólo desde el primer aplauso, sino para para que nunca más haya un último aplauso”, cierra Taverna.

También puede interesarte

Huge the Cara se despide de los escenarios con The Last Dance

La página "/espectaculos/huge-the-cara-se-despide-de-los-escenarios-con-the-last-dance/" no está disponible. Disculpe las molestias.

Martes con lluvias aisladas y viento en Comodoro

El pronóstico del tiempo para hoy...

La muerte que golpea a Eva Bargiela a tres meses de ser mamá con Gianluca Simeone

A solo meses de convertirse en mamá, Eva Bargiela recibió un golpe inesperado. La modelo contó...