La misión de funcionarios argentinos que estos días busca cerrar en Washington un acuerdo para la reducción de aranceles recíprocos con Estados Unidos sumó ahora el desafío de llegar a un arreglo para bajar también el impacto de la suba de gravámenes del acero y aluminio que Donald Trump duplicó este miércoles y los llevó a un 50%.
Preocupadas, las empresas argentinas del sector apuestan que las negociaciones en la capital estadounidense ayuden a amortiguar el golpe.
La delegación está integrada por el embajador Luis María Kreckler, encargado en Cancillería de los temas comerciales; Pablo Lavigne, secretario de Industria y Comercio, y Carolina Cuenca, subsecretaria de Comercio Exterior.
Desde el lunes mantuvieron reuniones en la Oficina del United States Trade Representative, que se encarga de la promoción comercial del país y que lleva adelante las negociaciones con todo el mundo, en el Departamento de Comercio y también hubo encuentros de trabajo en la embajada con el equipo comercial y el embajador Alec Oxenford, según supo Clarín.
Todo sucede en un ambiente muy reservado, con acuerdos de confidencialidad. En principio, los funcionarios argentinos regresan a Buenos Aires entre el jueves y viernes.
La delegación se enfocaba principalmente en lograr un acuerdo en los llamados “aranceles recíprocos”, que el 2 de abril Trump anunció que subirían al 10% para todas las importaciones desde Argentina, aunque para otros países llegaban casi hasta el 70%. Para poder negociar “90 acuerdos en 90 días” con cada nación afectada, Trump extendió el plazo hasta el 9 de julio.
Este diario se enteró que habría llegado a la Argentina una carta del USTR, el departamento de Comercio, pidiendo acelerar las negociaciones para que puedan cerrarse antes de la fecha de entrada en vigor.
Ya de por sí es muy trabajoso llegar a un acuerdo sobre aranceles recíprocos. En un informe de 400 páginas sobre los desequilibrios comerciales de EE.UU. y el mundo, el USTR escribió un capítulo sobre Argentina, en el que denunciaba asimetrías en el intercambio en aranceles, tasas, prohibiciones de importación, restricciones a las importaciones, barreras aduaneras y derechos de propiedad intelectual.
El Gobierno ya eliminó algunas de las trabajas, pero todavía faltan algunas que no podrá cumplir al menos por ahora porque se requiere la aprobación del Congreso, donde el oficialismo no tiene mayoría. La delegación busca negociar un acuerdo que baje los aranceles mutuos al 0% en unos 50 productos.
Pero paralelamente a los aranceles recíprocos existen las conversaciones sobre el acero y aluminio que se han vuelto más importantes desde la suba al 50% de este miércoles.
EE.UU. importa alrededor del 17% del acero que necesita, en su mayoría de Canadá, Brasil, México, Corea del Sur y Alemania. Y el aluminio proviene mayoritariamente de Canadá, Emiratos Arabes y China.
Pero la decisión de Trump también afecta a la Argentina, ya que en 2024 las ventas de esos dos metales a EE.UU. sumaron más de US$ 600 millones, la mayoría de aluminio.
Para EE.UU., Argentina es el 8vo importador de aluminio, con ventas por US$500 millones el año pasado, según el Departamento de Comercio estadounidense, con Aluar como única productora con capacidad instalada de 460.000 toneladas, que le vende a los Estados Unidos el 40% de su producción.
Las empresas argentinas, que ya venían golpeadas por un 25% en marzo, están muy preocupadas ahora por la duplicación del arancel, pero reaccionaron con cautela y apostaron a que la misión argentina pueda conseguir un acuerdo sobre el tema.
“Como consecuencia de las medidas adoptadas recientemente por la administración norteamericana elevando al 50% los aranceles para la importación de aluminio y acero, la Cámara del Aluminio informó hoy que confía en que las negociaciones que está llevando adelante el gobierno argentino puedan alcanzar resultados favorables, de modo de acotar el impacto sobre las empresas argentinas y mantener la continuidad de sus operaciones», señalaron desde la Cámara.
Los empresarios confían en la buena sintonía que el gobierno de Javier Milei tiene con Trump. Y en que, así como EE.UU. ayudó en el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, también podría acceder a un pronto acuerdo con la Argentina, que también incluyera el acero y el aluminio.
En su primera gestión que comenzó en 2017, Trump también colocó por sorpresa aranceles al hierro y el aluminio. Si bien el entonces presidente Mauricio Macri conocía a Trump desde que era joven, se tardó más de un año en llegar a un arreglo. Finalmente, en 2018, se determinó un cupo de exportación de 180.000 toneladas de productos de acero por año. Este acuerdo quedó eliminado ahora con los nuevos aranceles de la segunda gestión de Trump. Ahora espera que se llegue a un nuevo arreglo.
WASHINGTON, CORRESPONSAL