La timidez que lo limitó en su infancia sigue presente en Alejandro Awada, este hombre de 63 años. La expresa cuando se presenta con una actitud distante y educada. Con el correr de los minutos (si se siente cómodo), esa “coraza” da paso a un trato afable y cordial.
Siempre con perfil bajo, sin estridencia, Alejandro Awada termina su café y se dispone a hablar con Clarín de todo, pero especialmente de Match for Love, su nueva obra de teatro que aborda los desafíos contemporáneos del “amor” en la era de las aplicaciones de citas. Se estrena este 12 de marzo en el Multiteatro de la calle Corrientes. El actor comparte el escenario con Clara Alonso y es dirigido por Miguel Ángel Solá.
Dice: “Me interesó muchísimo que me dirija Miguel Ángel. Es una preciosa obra, basada en una novela que él mismo adaptó para el teatro, junto al productor general, Jorge Dyszel. Y Clara Alonso es una actriz deliciosa, me llevé una grata sorpresa”.
Alejandro Awada había actuado junto a Miguel Angel Solá en varias oportunidades. Dirigidos por Héctor Babenco, en la película Corazón iluminado (1998); por Eduardo Mignogna en el filme La fuga (2001); y en TV compartieron elenco en varios capítulos de Cartas de amor en cassette, telenovela que emitió ATC (como se llamaba la ahora TV Pública).
Esta es la primera vez que Awada es dirigido por Solá. “Me siento muy agradecido, además de ser un actor impresionante, es un gran director. Y una bellísima persona”, dice Alejandro.
Y agrega: “Miguel Angel siempre fue un referente, actoral y ético. Las dos películas que realizó con Pino Solanas me encantaron (Sur y El exilio de Gardel). Me gusta todo lo que hizo. Se puede decir que soy fan de Solá (Risas)”.
Luego Awada explica que entre ellos no hay problemas de ego y que cada uno sabe qué rol ocupa en esta nueva obra de teatro. “El es el director y yo soy el actor. Miguel Ángel no es de vanagloriarse, y yo tampoco. Además, no soy un actor difícil de dirigir. Soy muy obediente (Bromea)”.
Sin Tinder, pero abierto a un nuevo amor
A Alejandro Awada nunca le interesaron las aplicaciones de citas, como sí le ocurre a Leiva, el personaje que interpreta en Match for Love. Explica: “La obra trata de los encuentros y desencuentros de las personas en las redes sociales. En lo personal, con Tinder tomé contacto por esta obra, si no no la conocía. Te soy muy sincero, nunca tuve curiosidad por meterme en esas aplicaciones de citas. Ojo, no descarto que alguna vez las utilice, pero por el momento no ocurrió. Hace como seis años que no estoy en pareja, y cuando me relaciono es más a la antigua: me presentan a alguien mis amigos. Yo siempre estoy abierto al amor”.
Awada dice que con sus ex siempre tuvo buenos finales, basados en el respeto. “Sobre todo con Melanie Alfie, la madre de mi hija (Nai Awada). Ella es psicoanalista, bailarina y docente de danza. Estuvimos juntos como seis años”, recuerda.
Y se refiere a su actualidad personal: “Me siento muy bien, muy a gusto conmigo mismo, disfrutando de la vida. Como actor creo que estoy en mi mejor momento. La comprensión de cómo se realiza este trabajo me la dio la experiencia. Creo que lo hago bien. De carrera tengo casi 40 años”.
-Seguro que paladeás esa síntesis que se consigue con los años, la que te permite expresar mucho con muy poco…
-Ojalá que tengas razón. Yo quiero eso. A mí lo que siempre me salvó fue el teatro. Creo que por el contacto con el público. En esa experiencia hay una belleza muy difícil de explicar con palabras.
Adicciones, zonas oscuras y su rol como Videla
-¿Por qué creés que Miguel Ángel Solá te eligió para protagonizar esta obra?
-No me lo dijo. Creo que es porque me quiere. Y más allá del afecto, debo parecerle un buen actor. Yo disfruto mucho de mi trabajo, la paso muy bien actuando. Supongo que es eso lo que recibe el espectador. Ve a un señor trabajando con muchas ganas y alegría.
-Enfrentaste adicciones (“Entre mis 17 años y mis 23 me ocupé de intoxicarme con cuantas cosas llegaran a mis manos y había una fuerte tendencia autodestructiva”) y hace poco superaste un grave problema de salud… De todo dijiste que saliste con el apoyo de tu familia, de la terapia y la psiquiatría… ¿Qué se aprende de esas experiencias límites?
-Aprendí muchísimo: son vivencias personales que me nutren y enriquecen.
-Reconocés que interpretar a personajes como Arquímedes Puccio (en la serie Historia de un Clan) o Jorge Rafael Videla (en la película El almuerzo) te permitió expresar tus propias zonas oscuras. ¿Cómo es eso?
-Tengo zonas oscuras, como cualquiera. Lo que sí aprendí es a despojarme de ellas. Actúo y después salgo. Esos son personajes muy ricos, aunque te soy sincero: hacer de Videla no me gustó. Por lo que pienso sobre ese señor, no la pasé tan bien. Me fue difícil separar los roles…
En una entrevista, su hija Nai Awada dijo: “Siempre sentí la mochila de ser hija de semejante actor, querer ser actriz y decir: ‘Ay, nunca voy a ser tan buena actriz como él, no hay manera’. Es tan buen actor y lo respeta tanto la gente que yo tenía esa mochila. Entonces creo que busqué la peor manera de identificarme: haciendo quilombo y siendo la quilombera. Pero el precio fue altísimo”.
Alejandro Awada escucha lo que dijo su hija y se ríe. “Nunca lo hablamos de esa manera entre nosotros. Hoy Nai está pasando por un muy buen momento, profesional y personal. Además de ser mi hija, ella también es mi amiga. Nos encontramos muy seguido, vamos a comer o a tomar algo y la pasamos muy bien. Estoy en una buena etapa como papá… La amo con toda mi alma”.
Y agrega: “Me encantaría ser abuelo. No se lo comento demasiado a ella, pero sé que le gustaría mucho ser madre. No se cuándo. Ojalá que no pase tanto tiempo (Risas)”.
-¿Te molestaba que siempre te preguntaran por el vínculo con tu hermana Juliana Awada? En algún momento, para algunos eras más conocido por ser el hermano de la Primera Dama, que por tu gran carrera de actor…
-Tuve que aprender a manejarme con ese tema. A mi hermana la admiro mucho, la respeto, la adoro, pero como bien decís, en un momento descubrí que me hacían notas por ser el hermano de ella. Entonces ahí me corrí un poco. Estuve un buen tiempo sin hacer notas. Y ella siempre entendió todo.
-También querían saber cómo te llevabas con Mauricio Macri, con quien estás en las antípodas ideológicas…
-Hoy con Mauricio tengo una buena relación, pero cuando era presidente fue mucho más complicado. Tenemos pensamientos distintos. Una vez me equivoqué, pedí disculpas. Mi hermana me perdonó enseguida (Alejandro Awada hizo declaraciones públicas muy fuertes en contra de Macri). Te repito: a Juliana realmente la admiro y la quiero muchísimo.
Por qué ya no opina de política en los medios
Hace poco, Juan José Campanella confesó en una entrevista con Clarín que dejaría de dar opiniones políticas de manera pública. “Por varios motivos: primero porque fue una cosa de soberbia de los artistas, entre los que me incluyo, pensar que tenemos alguna influencia en la sociedad (…). Y es injusto para mis obras, para los productores, para los actores. Lamentablemente no pasaba antes, dicen ‘yo a este tipo no lo voy a ver más’. Es suicida”.
Alejandro Awada dice que está completamente de acuerdo con Campanella. Y explica porqué: “Voy a decir una grosería, disculpame, pero en un momento por opinar ‘me cagaron a palos’ (en los medios y en redes sociales). Entonces dije: ‘¡Basta con esto, basta!’. Ahora hablo de mi trabajo, de lo que yo hago, y en privado con amigos o con quien sea, hablo de política. Pero públicamente no juego más ese juego. Y, en definitiva, siento que el público lo agradece”.
De todas maneras, aprovecha esta entrevista para expresar su deseo de que la televisión argentina vuelva a producir ficción. Y destaca que en 2024 y en lo que va de 2025 no se filmó nada.
Afirma: “Es muy triste. Si la cosa sigue así, va a estar muy difícil filmar en la Argentina. La cinematográfica es una gran industria, donde trabaja mucha gente, y hoy no se está produciendo. Ojalá el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) vuelva a ocuparse del cine argentino”.
Un sueño no realizado y los actores jóvenes
El actor que brilló en las series El reino, El marginal, Epitafios y Iosi, el espía arrepentido, donde interpretó a Saúl Menajem, rol que le valió un premio Platino como Mejor interpretación masculina de reparto en serie; y que actuó en películas como Nueve reinas y El aura, explica que hay un trabajo actoral con el que siempre sueña.
Dice: “Ramón del Valle-Inclán (dramaturgo, poeta y novelista, uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX) para mí es como un William Shakespeare español. Una obra suya se llama Romance de lobos, yo siempre la quise hacer, pero no se me dio. También fantaseé con la adaptación cinematográfica que tampoco se realizó. Es algo pendiente, ojalá pueda hacerlo”.
De la nueva camada de actores argentinos, tiene sus favoritos: “Me gusta mucho Nico Vázquez, Soledad Villamil; me encanta Nahuel Pérez Biscayart, que trabaja en Francia. ¿Y sabés además quién me gusta? Lali Espósito, como actriz y también como cantante. Me cae muy bien y aclaro que no tiene nada que ver con lo ideológico”, aclara.
Alejandro Awada acepta posar en la calle en un día muy lluvioso. “¡Qué fotos estás haciendo, pibe!”, elogia al fotógrafo de Clarín.
Se siente joven de alma y corazón: “Estoy bien vivo, creo que tiene que ver con en mi trabajo, con lo que te enseña la experiencia. Aprendés eso de, cuando se puede, saber ser feliz”. Y es consciente de que tiene que bajar un poco la panza: “Voy a retomar el gimnasio, me lo propuse” (Risas).
-Alejandro, ¿qué sentís que ve la gente cuando te ve?
-A una buena persona…
-Actuaste mucho en la ficción, pero reconociste que además actuabas cuando no trabajabas, cuando te relacionabas con la gente…
-Sí, yo actuaba en la vida cotidiana. No me daba cuenta. En las relaciones lo mío eran solo personajes. Hasta que aprendí a ser yo mismo y disfrutar de lo que tengo. Hoy soy un hombre mucho más genuino.