Después de casi dos meses sin contactos cara a cara, el Gobierno retomó las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional en el marco de la novena auditoría. La negociación para liberar un desembolso de US$ 537 millones estaba prevista que comenzara el 10 de agosto, pero se demoró por el receso por vacaciones de verano en Washington y las tensiones que persisten con Washington.
«Mantenemos conversaciones a nivel técnico y daremos más información a su debido tiempo«, confirmaron en el organismo. El último encuentro que se conoció, según reveló Clarín, fue a principios de agosto, cuando pasaron en forma discreta por Buenos Aires dos miembros del staff del FMI, Luis Cubeddu y Ashvin Ahuja. Desde entonces, el ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvo silencio y se abocó a explorar otras opciones.
En ese contexto, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, informó la semana pasada que el gobierno mantiene «fluido» contacto con las autoridades del FMI. «Por lo tanto, la posibilidad de negociar un nuevo acuerdo, finalizado el actual, es una posibilidad que no se puede descartar, aunque el foco del gobierno está actualmente puesto en generar flujos de ingresos de capital de origen privado hacia el país», señaló.
Caputo había anunciado en junio que negociaba un nuevo acuerdo, pero el Fondo nunca lo confirmó. «Lleva tiempo», sostienen en Economía. Ahora, creen que en septiembre podrían retomarse las reuniones. El jueves podría haber novedades. Si bien Javier Milei obtuvo siete meses consecutivos de superávit primario y seis de superávit financiero, el organismo exige correcciones para liberar fondos frescos, como el abandono del cepo y una devaluación.
Desde la última reunión con Kristalina Georgieva a mediados de julio en Río de Janeiro, el ministro se distanció de la hoja de ruta esperada por el organismo. Primero, con la puesta en marcha de un nuevo esquema de intervención con reservas, y la semana pasada con la reducción del Impuesto PAIS, dándole un hachazo a la recaudación -que en agosto volvió a desplomarse- y un mayor impulso a la demanda de divisas de importadores.
Así, ante las señales de que el FMI no desembolsará fondos frescos sin condiciones, Caputo aceleró en julio el envío oro al exterior y retomó la negociación de un REPO con bancos. En el mercado, se habla de una suma de hasta US$ 4.500 millones, similar a los pagos de capital e intereses de enero de 2025. El Gobierno también había prometido el envío anticipado de ese pago a Nueva York y que tenía cubierto vencimientos hasta 2026.
A su vez, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, afirmó hace una semana en la Universidad Austral que tenía ofertas para tomar deuda en el mercado y que las rechazaron. Con un riesgo país hoy en torno a 1.450 puntos, la revelación generó suspicacias en Wall Street. «A mí me invitó a salir Pampita, pero le dije que estaba cansado«, dijeron en un fondo de EE.UU. Y en otro comentaron: «¿Salir al mercado al 16%? Imposible». Algunos bancos le creen.
Por otra parte, el Gobierno dejó trascender el mes pasado que iba a hacer un viaje en septiembre a Arabia Saudita, otra noticia que quedó en suspenso. En todos los casos, se trata de caminos alternativos al Fondo para financiar los vencimientos de deuda. Uno de los factores que genera dudas sobre la capacidad de pago es la decisión de privilegiar la desinflación mediante un dólar apreciado a costa de la pérdida de divisas.
El Gobierno sigue apostando a que la inflación siga desacelerándose y converja con el tipo de cambio oficial a fin de año, como condición para salir del cepo sin una fuerte devaluación. A la par, interviene sobre la brecha cambiaria, lo que permitió reducirla en torno al 30% -el nivel más bajo desde mayo-, pero los analistas observan que el índice de precios sigue clavado en un 4% desde ese mes y que alcanzaría un nivel similar en agosto.
La idea es que la cotización oficial ($ 958) siga subiendo al 2% mensual y el CCL ($ 1.238) continúe bajando, de modo que confluyan a fin de año en $ 1.116. «Todavía hay trecho de apreciación», estiman en el equipo de Caputo. El problema es que esa estrategia cambiaria demoraría la salida del cepo hasta después de las elecciones, una opción que ciertamente circula en el gobierno, y deterioraría aún más las reservas.
De hecho, el Banco Central vendió este lunes US$ 165 millones y perdió US$ 64 millones de reservas brutas. El Gobierno apuesta a recuperarlas con el blanqueo, pero esa medida no modificaría las reservas netas, que son las que mira el Fondo. La consultora Quantum estima que las netas hoy son negativas en US$ 5.000 millones y PPI calcula que podrían caer a – US$ 11.000 millones a fin de año, el mismo nivel que recibió Milei en diciembre.