La ficción argentina es maravillosa

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Una nueva historia de amor sube al escenario del Metropolitan. Será En otras palabras con sólo dos actuaciones: Gimena Accardi y Andrés Gil. La obra ya recorrió Londres y París y en la versión nacional es Nicolás Vázquez quien asumió la dirección y producción. Las funciones serán de miércoles a domingo, con dos horarios los sábados. Ambos protagonistas tienen una extensa trayectoria donde predominan los personajes televisivos en Andrés Gil, mientras que Gimena Accardi luce con orgullo su paso por el escenario desde el 2004 hasta los más cercanos como fueron El otro lado de la cama (2016) y más reciente Una semana nada más (2021).

—¿Cómo definirían al espectáculo?

—GIMENA ACCARDI: Soy medio fan de cualquier historia de amor. Esta tiene la particularidad que recorre cuarenta años de vida. Se inicia el día que se conocen, luego los sorprende esta enfermedad (Alzheimer) y se acompañan y ayudan. Es muy hermosa, sensible, sobre todo creo que es una historia de amor enorme, grande, de esas icónicas.

—ANDRÉS GIL: Principalmente narra una historia de amor y cómo una pareja va adquiriendo distintas formas, trasciende situaciones y problemas que hay que afrontar inevitablemente. Muestra lo intempestivo de la vida, las circunstancias con las que nos tenemos que enfrentar, que no imaginamos pero que pueden aparecer.

—¿Qué los convenció para asumir ser Juana y Abel?

—A.G: Es un personaje que me atravesó principalmente por sus ganas de vivir y de estar conectado con el presente, con sus pasiones. En el momento de enfermarse aunque parece muy injusto, me parece admirable. Me dieron muchas ganas de transitar este camino.

—G.A: Hace muchos años que Nico (Vázquez) produce y lee entre 34 obras anualmente. Desde hace un tiempo yo tenía muchas ganas de actuar en una propuesta con sólo dos personajes, pero que me permitiera transitar por distintas facetas y situaciones. Y un día la encontró, me dijo: “Quiero producirla y dirigirla”. Me contó la sinopsis e inmediatamente quise hacerla. Juana es un personaje hermosísimo, porque es una mujer muy amorosa, que muestra lo que es estar con el otro, cuando te necesita incondicionalmente, por amor.

—¿Cómo es Nicolás Vázquez como director? 

—G.A: Ya estoy acostumbrada a trabajar juntos, Nico siempre codirige sus obras de teatro. Como director está ahí ajustando milimétricamente las actuaciones y eso es muy fascinante, porque como intérprete también conoce y saber indicar, por lo cual confío ciegamente. Nadie me conoce como actriz mejor que él, lo respeto artísticamente por su criterio actoral. En mi caso, estudié dirección cinematográfica, para tener herramientas y entender a los directores, cuando me pedían las secuencias. Creo que todo director también tiene que conocer de actuación, para saber cómo referirse a nosotros y explicarnos de forma clara y precisa. Para mí son tres cualidades que funcionan muy bien a la hora de dirigir una pieza así: sensible, romántico y amar las historias de amor.

—A.G: Es espectacular porque se hizo muy placentero el proceso de ensayos. El sentir la libertad de que uno se puede equivocar y seguir probando. Nico (Vázquez) te da ese lugar y genera mucha confianza. Estoy feliz de que él me dirija y no parece que no nunca antes hubiera dirigido, porque le sale muy bien, natural y está muy conectado Se lo ve atento a todos los detalles, sabía cómo iba a ser su puesta desde el día uno, la tenía en la cabeza. A nosotros nos allana mucho el camino.

—¿Cuáles son las ventajas y desventajas de la popularidad televisiva?

—G.A: La televisión es un medio masivo, popular y hermoso, que amo y defiendo. Trabajar allí te da una gran cantidad de herramientas, con la inmediatez de hacer treinta escenas por día, con velocidad, sin ensayo y sin nada. Hace 24 años que trabajo.

—A.G: No lo sé, sinceramente ésta es mi primera experiencia teatral a nivel comercial, para mí hay muchas cosas que son nuevas. Creo que es una obra que te deja un mensaje, te atraviesa ya sea desde el amor, la música o la enfermedad. Siento que tiene muchas aristas que harán que el público se lleve algo a su casa.

—¿Qué los ha marcado en la vida?

—G.A: Desde muy chica viví situaciones muy límites que me hicieron valorar la vida. Me hicieron reafirmar el valor que tiene la vida, el que hoy estás y mañana no. Siempre viví al cien por ciento. No me cambió. 

—A.G: La pandemia a mí me cambió, me afectó y me hizo repensarme en muchas cuestiones, no solo laborales. Hoy en día estoy mejor, pero sin duda fue un momento de incertidumbre. No veía hacia adelante, dónde podía ir y significó un cambio. Siento que pude crecer, pero fue una de las crisis más fuertes que tuve en mi vida.

—Ambos están en pareja con alguien de la misma profesión: ¿cómo lo viven? (N.d.R Accardi con Nicolás Vázquez y Gil con Candela Vetrano)

—G.A: Hay muchas parejas que comparten la misma profesión, tanto en un hospital como en un banco. Estoy en contacto con la realidad, además todas nuestras familias se dedican a otras cosas. Tengo desde una cuñada que es ayudante terapéutica en los hospitales públicos hasta mi mejor amiga que es pediatra en el Garrahan. Además prendo el noticiero y camino la calle. 

—A.G: Nos ayudamos mutuamente. Entendemos lo que hacemos y obviamente estás todo el tiempo buscando el equilibrio, porque es un oficio que va cambiando y no es lineal. El desafío de encontrar el punto en común, porque a veces uno trabaja mucho y el otro no. Es muy lindo sentir que nos abrimos camino junto, pero no nos aísla.

—¿Qué nos falta ver de ustedes en las plataformas?

—G.A: Este año estreno dos: La voz ausente, que es la adaptación del libro de Gabriel Rolón que protagonizo junto a Benjamín Vicuña. Es un thriller psicológico policial que lo pasará Start +. Después hice una participación muy graciosa y divertida en la segunda temporada de Porno y helado de Martín Piroyansky, que se verá por Amazon Prime. 

—A.L: Falta que se emita la segunda temporada de Limbo, allí interpreto a Marcos, quien es sordo. Me implicó un desafío y aprendí el lenguaje de señas.  

—¿Cómo ven hoy las ficciones en la Argentina? 

—G.A: La ficción argentina es maravillosa y todo lo que se produce acá es espectacular, porque tenemos en todas las áreas gente muy talentosa. Ahora no hay y lo lamento mucho, pero también siento que son tiempos cíclicos y que en algún momento va a volver. Culturalmente los argentinos tenemos esa idiosincrasia de la novela de las nueve de la noche, de reunirnos en familia y entretenernos. Hoy hay muchas series de industria nacional en las plataformas. 

—A.G: Lamentablemente estamos en una situación difícil. No está fluyendo la industria por varias cuestiones, sin duda lo que está pasando con el INCAA no nos ayuda. Se está perdiendo una oportunidad, porque la industria audiovisual tiene un potencial para hacer mover la economía del país. Me parece una picardía que no lo vean. Repercute en el turismo, en el transporte y en un montón de cuestiones que se ve en los países ya desarrollados, donde a lo mejor este gobierno quiera apuntar. No solo a nivel cultural, sino también económico. Sería bueno que lo revean y encontrar de qué manera podemos sentar nuevas bases para que empiece a crecer un poco más nuestra industria visual que tiene tanto talento y por la que nos reconocen en todo el mundo. Ni hablar que nos da muchísima identidad como pueblo.

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