Eran alrededor de las 14 del martes 9 de marzo de 2021 cuando una columna de humo comenzó a verse desde la montaña. Pocas horas después, esa columna de humo se había convertido en la más feroz de los incendios sucedidos hasta entonces en la zona de El Hoyo y Golondrinas, bellísimas locaciones andinas chubutenses ubicadas a pocos kilómetros al sur de El Bolsón.
Cuando la noche llegó, el fuego, que ya se había devorado bosques, fauna y decenas de casas. Acechaba peligrosamente la zona urbana y amenazaba con ser una tragedia aún mayor. Muy lejos de allí, Luciano Nacci, músico y realizador audiovisual nacido y criado en Viedma, estaba en Buenos Aires, donde vive desde hace tiempo, cuando vio, esa noche, por el noticiero del canal C5N, lo que estaba sucediendo en La Comarca.
Una imagen lo impactó y lo impulsó a lo que sería su próximo proyecto documental: la pantalla ennegrecida por la oscuridad de la noche y cruzada por el amarillo del fuego voraz. El resultado es “Tormenta de fuego”, un filme documental estremecedor, realizado junto a Axel Emilien, que revela la dimensión humana de la tragedia. Luego de un exitoso recorrido por festivales de cine, el próximo 14 de marzo se estrenará de manera comercial en el Cine Gaumont de la ciudad de Buenos Aires, mientras gestionan proyecciones en la región.
MOSTRAR Y CONTAR COMO SE PUEDA
En un extenso diálogo con Diario Río Negro, Luciano Nacci (Viedma, 1990) contó cómo fue filmar “Tormenta de fuego” en los albores de la pospandemia. Siempre inquieto y con la cámara en el bolso por las dudas, Luciano estaba quieto. Era marzo de 2021 y un rebrote del coronavirus durante ese verano había vuelto a complicar la movilidad.
“Estaba en Buenos Aires sin poder viajar porque era complejo, entonces le escribo a Axel, un amigo que es ambientalista y actor, que no maneja tanto el registro audiovisual desde detrás de cámara, pero sí delante y es muy bueno, y le propuse agarrar el auto y viajar para allá. ‘Juntémonos en la plaza y lo charlamos’, nos juntamos, lo charlamos y nos fuimos. Nos fuimos y empezamos. No tenía un mango ni quien me acompañara. Nadie podía y era complicado todavía, pero Axel, que es de Neuquén, me dice que sí. Yo tenía cámara, un dron y el Renault Clio, nada más. Arrancamos en el auto y nos fuimos para allá… sin plata. Era pandemia y no había ni un mango”.
Literalmente no tenía plata por lo que debían resolver no ya cómo financiar el filme, sino como pagarse la subsistencia en El Bolsón. Inmediatamente, Luciano activó una especie de crowdfunding artesanal que hizo posible la película. “Axel tenía un amigo, Juan Arias, que ahora es amigo mío también, porque la verdad que es un tipazo, nos bancó te diría casi el 50 por ciento de la peli y que vive en El Bolsón. Nos dice ‘yo les doy alojamiento’. Ok, ya sabemos dónde vamos a parar”.
Lo que más querían ellos era que no se olvide lo que sucedido y por eso nos pareció importante hacer la película, para que esta tragedia no quedara olvidada con el paso del tiempo”.
UNA RED PARA NO OLVIDAR
Axel y Luciano viajaron desde Buenos Aires rumbo a El Bolsón a fines de marzo y, ya en la ciudad de Neuquén, resolvieron qué comer porque, como dice Luciano, “tampoco tenemos plata para la comida”. Agarró el celu y empezó a llamar a locales de comida de El Bolsón. Hasta que dio con uno de ellos, Altos Pollos, que, cuando Luciano le contó sobre el proyecto, quiso apoyar y les garantizó la comida. “Se armó toda una red toda la gente de El Bolsón ayudando para que la película pudiera hacerse. Toda la gente de la localidad nos apoyó para hacer la película, sin ellos habría sido imposible. Con eso arrancamos y nos pusimos a filmar”.
Para cuando llegaron, los incendios ya habían terminado pero la tierra aún estaba caliente y el fuego seguía, aunque lejos de las zonas urbanas. “La gente estaba con lo puesto”, recuerda Luciano. “No tenían nada, lo habían perdido todo en un puñado de horas. Y cuando llegamos nos preguntamos cómo íbamos a hablar con ellos en esa situación. No había nada, absolutamente nada. Muchas de las cosas que habíamos conseguido para hacer la peli las compartíamos con los vecinos afectados, como para no caer con las manos vacías porque era realmente desolador todo”.
“Vos me preguntas cosas y yo no puedo hablar y si venías un par de días antes quizás hasta te mandaba a la mierda, nos decía. Pero cuando llegamos había necesidad de contar. Y nosotros quisimos mostrar el lado más humano de la tragedia, que la gente cuente lo que fue el incendio porque cada situación es particular. Hubo gente que estaba durmiendo cuando comenzó, gente que recién se levantaba, gente que se escondió en una pileta pelopincho. Cuando el fuego comenzó a acechar las viviendas, una vecina y los hijos se escondieron debajo de una chapa dentro de una pelopincho llena de agua, en un momento el fuego los rodeó y justo en ese momento los vinieron a rescatar. Eran situaciones muy intensas y mucha gente que quedó muy traumada”.
PREGUNTAS, HIPOTESIS
Nacci y Emilien tenían pensadas una serie de preguntas para estructurar la primera parte del documental, pero cuando comenzaron las entrevistas lo que surgió inmediatamente como tema recurrente fueron las hipótesis alrededor de las causas de los incendios. “Haciendo las entrevistas empezamos a ver que había muchas hipótesis. Una de ellas era la del tendido eléctrico abandonado; otra, que había una toma en esa zona y que alguien prendió fuego para quemarla, que la gente se fuera y poder construir allí; otra, que era parte de una cuestión extractivista porque había minerales; y así iban saliendo”.
Eran tan fuertes algunos relatos que muchas veces no sabías cómo seguir preguntando. Y también se generaba una relación de amistad, con toda la gente que entrevistamos seguimos hablando para saber cómo estaban, como seguía la cosa allá y lo cierto es que nadie pudo reconstruir su casa, escuchabas los relatos y no lo podías creer, no quedó nada”.
UNA TORMENTA PERFECTA
“Tormenta de fuego” tiene dos partes: una primera más humana de las entrevistas, con las vivencias en primera persona y una segunda parte más de investigación en la cual se expone qué pasó y por qué pasó. Más allá del factor humano, Nacci menciona la cuestión del cambio climático como factor insoslayable.
“Hacía mucho tiempo que no llovía, mucho calor y se prendía fuego todo a la primera chispa. Estaba muy propicio para que el fuego se propagara más fácilmente. También está la cuestión del pino que ayudó a esa propagación más rápida respecto de cualquier otro árbol autóctono como el ciprés. Hay muchos pinos ahí por cuestiones económicas, pero debería haber tierra raleada alrededor y estar separado como para que no se prendan tan fácilmente. Personalmente, creo que la cosa fue con el tendido eléctrico abandonado, la falta de mantenimiento provocó chispas que encendieron el fuego. Ahora, esa fue una de las razones porque hay que tener en cuenta también que hubo muchos focos de incendio”.
Acá no buscábamos hacer una película, buscábamos ayudar, esa fue la motivación, después salió la película. Hoy es mi motor principal: ayudar a través del cine”.
Algunos sectores descartaron hipótesis que los entrevistados descartaron, acerca de que grupos mapuches iniciaron el fuego. “Hablábamos con la gente y nos decía que no tenían nada que ver. Cierto sector de la política lo decía, pero eso en las entrevistas no tuvo sustento”, afirma el realizador.
Para Luciano fue muy impactante hacer este documental, escuchar el relato de los afectados, recorrer el territorio devastado por el fuego y aún caliente, el aire enrarecido a pesar de los varios días que ya habían pasado desde la extinción de las llamas. “Una cosa es verlo desde las noticias, pero cuando lo escuchás en el diálogo directo y le tenés que ir haciendo las preguntas a mí me hicieron pelota, varias veces se me cayeron las lágrimas. Eran tan fuertes algunos relatos que muchas veces no sabías cómo seguir preguntando. Y también se generaba una relación de amistad, con toda la gente que entrevistamos seguimos hablando para saber cómo estaban, como seguía la cosa allá Y lo cierto es que nadie pudo reconstruir su casa, escuchabas los relatos y no lo podías creer, no quedó nada. Lo que más querían ellos era que no se olvide lo que sucedido y por eso nos pareció importante hacer la película, para que esta tragedia no quedara olvidada con el paso del tiempo”.
Nacci lo define como un documental de entrevistas de un tono intimista. “Yo diría que es más bien intimista, encuadrado en los derechos humanos y el drama porque es fuerte. Escuchás los testimonios y es como si te estuvieran hablando a vos, algunos de los le hablan a la cámara como buscando interpelar directamente al espectador. Es un documental que buscó retratar los incendios en la Patagonia hecho por patagónicos porque la mirada desde el encuadre y las tomas está presente la mirada de un patagónico. Me sentí relatando lo que les pasaba a mis vecinos”.
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