Una reglamentación interna de la Armada Argentina fechada el 27 de febrero de este año determinó que queda prohibido el uso de la barba. Esta normativa comenzará a regir desde abril para los integrantes de esa fuerza, que está bajo la órbita del ministro de Defensa, Luis Petri, quien fue noticia esta semana por prohibir la utilización del lenguaje inclusivo.
Desde la Armada aseguraron que la decisión es propia y que es algo habitual. “Se hace porque es más práctico e higiénico para todo lo vinculado a los ejercicios”, explicaron.
El documento que circuló entre los agentes, y al que accedió LA NACION, obedece a una orden superior y lleva el título Reglamento de uniformes para el personal de la Armada. Está firmado por el contraalmirante Juan Carlos Romay, que es el director general del personal y bienestar.
La modificación al protocolo anterior se desglosa en su punto número uno, bajo el título de “Barba”, y establece: “Queda prohibido el uso de la misma para todo el personal militar”.
No obstante, el texto hace algunas excepciones para casos particulares. El primer reparo es para las unidades desplegadas fuera de su asiento natural en operación, las que producto de una contingencia o por diseño de la unidad limite su capacidad de agua dulce y que, de no racionalizar la misma, afecte el cumplimiento de la misión, tal como establece la normativa. El documento pone como ejemplo de esto a las unidades o elementos de superficie, a las submarinas, a las de infantería de marina en operaciones de tiempo prolongado, a las de campaña antártica y patrulla naval antártica combinada, navegando al sur del paralelo 60°, y a la dotación de bases antárticas.
Otra de las salvedades se determina para aquellos que tengan prescripción médica y sí o sí deban dejársela.
Sin embargo, para quienes entren en la excepción, la normativa detalla la forma que debe tener la barba de los integrantes de la Armada: “La misma deberá ser completa con bigotes, prolija y recortada, evitando toda excentricidad en su forma y dimensiones”.
En estos días otra de las novedades fue una resolución del Ministerio de Defensa que anticipó a la decisión del gobierno nacional y que prohibió el uso de lenguaje inclusivo en las fuerzas armadas y los organismos descentralizados de la cartera. Según la resolución firmada por Petri, en caso de que se utilicen términos con la “e” (como “generale”, “coronele” o “soldade”) se podrán recibir sanciones por infringir las normas.
“Las comunicaciones en el ámbito de la Defensa Nacional deben ser breves, claras y concisas de acuerdo con lo que establecen los reglamentos militares correspondientes”, determinaron en la normativa.
LA NACION